jueves, 19 de enero de 2012

Un pequeño recorrido por nuestra historia...


La historia de nuestra literatura, tiene un carácter especial. Esta se rige por lo que podríamos llamar la “ley del péndulo”, pues cada época está marcada con unas características, ideas, pensamientos, costumbres, tendencias…  que rompen con las de la época anterior. Estas tendencias se dividen en dos, aquellas que están más relacionadas con ideas platónicas y aquellas que se rigen por ideas aristotélicas. Visto en un esquema, la historia de la literatura española, quedaría de la siguiente manera:





Edad Media

Periodo que comprende desde el siglo V hasta  finales del siglo XV. La Europa occidental de esta época se organizaba socialmente según el modelo económico y político denominado feudalismo. Se trata de una sociedad clasista, dividida en tres estamentos muy rígidos: los eclesiásticos, los nobles y los labradores. El rey lo es por derecho divino; cada hombre nace en una determinada situación social y si papel consiste en vivir de acuerdo con ella.
Debido a la iglesia, la cultura medieval es fundamentalmente religiosa y teocéntrica. Los centros culturales son los monasterios, donde los monjes escriben  y copian a mano los libros. Esto hace que los libros no sean muy abundantes. Esta cultura se caracteriza por una concepción cerrada del saber: se supone que ya está todo dicho, y de ahí la labor de copiar del sabio. Además la lengua de la cultura era el latín, que también era la lengua de la iglesia. Existía, por otro lado, una cultura popular, no escrita, de transmisión oral. Se trata de una cultura propia de una sociedad agrícola,  que por las referencias que quedan de ella a través de canciones o motivos folclóricos  se ha conservado noticia.  En los siglos XII y XIII aparecen las primeras universidades, con lo que la cultura deja de ser de únicamente de la iglesia y los monasterios.
En una sociedad  mayoritariamente iletrada en que las composiciones deben transmitirse oralmente, era necesario que la población pudiese memorizar. Dicha memorización era favorecida por el verso y el habitual acompañamiento de la música.  Tanto la lírica como la épica, eran transmitidas a través de los famosos juglares, cantores y actores que divertían a las gentes de pueblos y palacios.
Dentro de la lirica conservamos diversos testimonios escritos, destacan: Las jarchas (breves composiciones en mozárabe), las cantigas de amigo (poesías de autor conocido, que pueden ser de tres tipos: de amigo, de amor y de escarnio o maldecir) y La lírica tradicional castellana (canciones populares que se transmitían oralmente, por ejemplo el villancico)
Dentro de la épica, encontramos narraciones que cuentan las hazañas de un héroe. Estos poemas reciben el nombre de Cantares de gesta. Los temas eran normalmente religiosos, aunque también encontrábamos poemas de contenido histórico o novelesco. En castellano apenas se conservan cantares de gesta, salvo el excepcional Cantar de Mio Cid.
A lo largo del siglo XIII, aparecen las colecciones de cuentos o exemplos. En ellas destacaba su condición de recopilación del saber y de guía de conducta para toda clase de personas. Dentro de esta tradición debemos mencionar a Don Juan Manuel (sobrino de Alfonso X el Sabio) y su obra El conde Lucanor.
Y por último, en relación al teatro, las primeras manifestaciones fueron de carácter religioso, en ellas se representaban los episodios más importantes de la vida de Jesucristo. Posteriormente, se introdujeron elementos cómicos y profanos, por lo que las representaciones pasaron de realizarse en las iglesias a las plazas públicas. Dentro de este género, destacamos la obra de La Celestina, escrita por Fernando Rojas.



Renacimiento

Es un amplio movimiento cultural que transformó la vida europea. La disgregación del mundo medieval se acentúa considerablemente en la siguiente centuria. Políticamente se produce una tendencia hacia la concentración del poder monárquico. Por otro lado el gran desarrollo de la agricultura, ganadería, la industria y el comercio lleva aparejado el crecimiento de la clase burguesa y la difusión de su mentalidad y sus valores: la individualidad e independencia del ser humano, las ganancias, el provecho económico, la importancia del avance científico y técnico, el ansia del conocimiento…
Este movimiento significó, sobre todo, la recuperación de resurgimiento de la cultura clásica griega y latina. Este renacer de la cultura clásica, supone el paso de la cultura teológica medieval a una nueva cultura humanista, cuyas ideas pueden resumirse en:
-        El mundo no es un simple lugar de paso para la otra vida, sino un lugar bello y digno de ser gozado.
-        El hombre es el centro y la medida del mundo.
-        El hombre se entiende armónicamente integrado en la naturaleza, fuente de belleza y places de los sentidos.
-        La perfección humana radica en el desarrollo equilibrado de todas las facultades físicas e intelectuales.
Otro aspecto que tiene una gran trascendencia fue la invención de la imprenta, por el alemán  Gutenberg, y a la difusión del papel, originario de china. Este avance supuso el abaratamiento de libros y difusión de numerosos ejemplares. La lectura se fue convirtiendo en una actividad individual y a ello contribuyo el invento de las lentes para gafas.
Dentro de la amplia variedad  de literatura renacentista, pueden destacarse estos temas:
-        El amor, que va asociado generalmente a la melancolía, la nostalgia y el dolor, sentimientos ocasionados por la no correspondencia o la ausencia de la amada.
-        La naturaleza. La acción poética se situaba frecuentemente  en paisajes idealizados y eternamente primaverales.
-        Los mitos clásicos o latinos, que se convierten en bellas fantasías o son utilizados como símbolos de fuerzas de la naturaleza. Se tratan también temas clásicos como el carpe diem o el beatus ille.

Entre los autores que podemos destacar de esta época son, en primer lugar, Garcilaso de la Vega que fue uno de los introductores de los metros italianos en la poesía española. Su obra se compone principalmente de cuarenta sonetos, cinco canciones, tres églogas y dos elegías.  Fray Luis de leo, cuya obra poética se caracteriza por su armonía, dulzura y la naturalidad. Podemos destacar sus unas de sus odas más famosas: Vida retirada, Noche serena y A francisco Salinas. Otros autores de gran relevancia fueron, también: San Juan de la Cruz, Juan Boscány, Santa Teresa de Jesús y Fernando de Herrera. Y por  ultimo no debemos olvidar una de las obras más famosas de esta época: Lazarillo de Tormes, libro muy breve y de autor anónimo.



Barroco

El siglo XVII fue un siglo extraordinariamente turbulento en toda Europa. Se produjeron multitud de perturbaciones. Guerras, enfermedades, clima muy adverso, malas cosechas, hambre, calamidades diversas recorrieron Europa, por las que se ha considerado este siglo como la centuria de la crisis o el siglo del hierro.
En el ámbito social y económico, se produjeron fuertes tensiones entre la nobleza y la burguesía. Se consolido la forma de estado que se ha denominado monarquía absoluta, con una progresiva centralización del poder en manos del rey y sus cortesanos. A todo ello, debemos añadir  los antagonismos religiosos heredaos del siglo XVI que provocaron disturbios y guerras de notable importancia.
Es difícil ver el Barroco como un movimiento de ruptura respecto a las ideas básicas del Renacimiento. Se produce más buen una continuidad y una evolución que, con el paso del tiempo, acabo por imprimir a la cultura del siglo XVII unos rasgos diferenciadores evidentes con respecto a la cultura del XVI.
En el barroco se vuelve a insistir en ideas medievales como la brevedad de la vida y la caducidad de las cosas. Dominaba una concepción negativa del mundo, que aparecía como caos, desorden o confusión. A las ilusiones renacentistas la siguieron la frustración  y el desencanto, sin duda como consecuencia de las conflictivas circunstancias del momento.  La vida entonces estaba presidida por la idea de la muerte: vivir es solo breve tránsito entre la cuna y la sepultura,  titulo de una obra de Quevedo. El tiempo lo destruye todo y, por tanto, todo es vanidad. La realidad es solo ilusión  apariencia. Y como hay que vivir en este teatro, el hombre barroco fue un ser esencialmente desconfiado. Para sobrevivir en esta realidad era necesario saber manejarse en él; Así, si el modelo de comportamiento renacentista podía ejemplificarse en El cortesano de Baltasar de Castiglione, fueron El discreto o el Oráculo manual y arte de prudencia de Baltasar Gracián sus equivalentes en el barroco. El recuerdo del Lazarillo, tan lejos aparentemente del mundo barroco, se hizo entonces inevitable.
El pensamiento barroco se manifestaba de diversas formas: mediante la angustia existencial, mediante la protesta o la sátira, mediante una actitud estoica, mediante la evasión o la diversión.
En literatura, el lenguaje sencillo y la estructura armónica y equilibrada del renacimiento, se reemplazaron por el uso extraordinario de expresiones brillantes, ideas ingeniosas, agudezas conceptistas etc. El dinamismo y el movimiento estuvieron presentes en los textos a través de la abundancia de imágenes o la oposición de contrarios.
Entre los autores, españoles, que podemos destacar de esta época encontramos: Góngora (fabula de Pilfemo y Galeta) Quevedo (El buscón) Gracián, Lope de Vega y Calderón de la Barca.



Neoclasicismo

El siglo XVIII es en Europa época de notables transformaciones económicas y frente a la profunda crisis del XVII, se vive en general en un periodo de crecimiento  demográfico, mejora del nivel de vida, aumento del consumo etc. El aumento de población y los cambios sociales van ligados lógicamente al desarrollo económico. Y este desarrollo económico se debe a la revolución industrial.
En este siglo, conocido como el siglo de las luces, se inicia un movimiento reformista llamado ilustración, cuyo principio es el cuestionamiento del criterio de autoridad, y el desarrollo del método inductivo, observación y de la experimentación. Este movimiento exalta la razón como único medio para guiar a los pueblos hacia el progreso y la felicidad.
Muchas de las obras del siglo XVIII tienen un carácter doctrinal y pretenden difundir las ideas ilustradas o contribuir a reformar la sociedad del momento. Son frecuentes los libros referidos a múltiples disciplinas: la historiografía, la literatura anticuaria, la economía, la política, la religión, los tratados musicales, la filología etc. Asimismo, es muy importante la labor editorial en esta época: traducciones del latín y del griego, publicaciones de obras bilingües etc. Durante este siglo aparecen también las primeras publicaciones periódicas.
La literatura era el vehículo de transmisión de las ideas ilustradas. Esta, era de carácter racional y didáctico, alejada de la creatividad y los sentimientos, pues su intención era enseñar deleitando. La mesura y la razón triunfan frente a la imaginación. 
El ambiente no era el propicio para el desarrollo de la poesía. Pero podemos destacar las anacreónticas (en las que se cantan los placeres del amor, de la fiestas en un ambiente bucólico y artificioso) de Meléndez Valdés.  La prosa fue uno de los géneros más cultivados porque reflejó el afán didáctico de la época gracias a los ensayos, que divulgaron la decadencia del país, la necesidad de varias reforma (educación, situación de la mujer, en el ámbito económico y político…). Destacan Cadalso con Cartas marruecas, Feijoo con Teatro crítico universal y Jovellanos con Memoria para el arreglo de la política de espectáculos. Sin embargo, el género con mayor importancia fue el teatro. Se convirtió en una escuela pública; desde el escenario se difundieron las ideas reformistas y pedagógicas. Hacia la mitad del siglo nace el teatro neoclásico, dirigido a la clase media. Entre sus características destacamos la separación de géneros, el sometimiento de las tres unidades, la verosimilitud y la estructuración de la obra en tres actos. El género más representado es la comedia con Leandro Fernández Moratín, El sí de las niñas.



Romanticismo

El siglo XIX fue una época de graves tensiones, de una gran agitación política y de grandes transformaciones sociales. El Romanticismo fue un movimiento cultural que se desarrollo en Europa en la 1ª mitad del siglo XIX y supone un revolución estética e ideológica. De la Ilustración tomó el impulso hacia la modernidad y el progreso; conectó con el Barroco en el gusto por la literatura nacional, la mezcla de los géneros y el rechazo a las reglas; se acercó al Renacimiento en la utilización del paisaje como confidente, y recogió temas de la tradición y leyendas medievales.
Los románticos protestaban contra los valores impuestos y hacen de la libertad su bandera. Entre sus características destacaban: el individualismo, el artista expresaba sus emociones con un egocentrismo exacerbado, se creía el centro del mundo; el culto a la libertad, la liberación llevaba al romántico al desasosiego interior, al pesimismo y a la insatisfacción; la rebeldía, el romántico buscaba una felicidad imposible y chocaba con la realidad; miraban hacia el pasado legendario, hacia su propio yo; el nacionalismo,  cada país y región ensalzaba sus costumbres y valores.
En España es un fenómeno tardío que se introduce por el periodismo, por el regreso de los exiliados liberales a la muerte de Fernando VII y con el estreno de Don Álvaro o la fuerza del sino en 1835 del Duque de Rivas. Se distinguían dos tendencias ideológicas. La conservadora, que pretendía restaurar los valores tradicionales patrióticos y religiosos (Zorrilla) y La liberal, que encarna el progreso y los valores revolucionarios (Larra y Espronceda).
La estética romántica se basa en el rechazo de las reglas clásicas y la exaltación de la imaginación. Se mezclan géneros, tonos y estilos. La naturaleza refleja el estado de ánimo del protagonista. Predomina lo sobrenatural y lo misterioso. El lenguaje es exagerado y efectista.
El género más adecuado para expresar la actitud romántica es la poesía. Se podían distinguir dos tipos: la narrativa, de tono heroico, y la lírica. Destacan Espronceda con El estudiante de Salamanca, Bequer con sus Rimas y Rosalía de Castro, Follas novas.
En prosa podemos hablar de tres géneros: La novela histórica, el cuadro de costumbres y el periodístico, con Larra, que transmitió sus ideas a través de la prensa.
Y por último, en cuanto al teatro, se rechazaban las reglas, se mezclaba lo trágico y lo cómico, se rompió con las unidades de tiempo y espacio. Los temas preferidos son el amor imposible, el azar, la libertad, la venganza, la rebeldía. Y su intención es emocionar.



Realismo

A mediados del Siglo XIX predominan ya en los medios artísticos los principios estéticos del Realismo. Se conoce con este nombre al movimiento cultural característico de una sociedad burguesa a la que no le agradaban las fantasías idealistas del romanticismo. Su objetivo era explicar y analizar la realidad social. Sus fundamentos estaban, por un lado en la lucha entre la burguesía dominante y la clase obrera que busca sus derechos mediante la formación de sindicatos, y por otro, en una serie de teorías filosóficas y sociológicas, como el positivismo, el marxismo y el evolucionismo. Todo ello cambió la mentalidad y las estructuras de la sociedad.
El Realismo en España se inicio en 1868, año de La Gloriosa; con dos fases en su evolución: la primera el Prerrealismo, que alterna aspectos románticos y realistas; y la segunda el Realismo.
La manifestación más destacada es la novela, por su capacidad para representar y explicar la realidad social. Se caracteriza por su postura cítrica ante la sociedad, retratar los conflictos de la clase media, crear ambientes verosímiles y objetivos, descubrir fielmente a personajes reales.
Los autores más destacados son Galdos con Doña perfecta, Fortunat, Miau, Misericordia… y Clarín con La Regenta, La gloriosa.         




Vanguardias

Durante la primera Guerra Mundial, España se mantuvo neutral. Como consecuencia aumento notablemente la demanda exterior, de modo que se produjo un auge en las exportaciones, que forzaron el ritmo de la industrialización. Con el fin de la guerra, sobrevino la recesión económica y el gobierno aprobó medidas proteccionistas de apoyo a los empresarios. El paro y los bajos salarios acentuaron el malestar social y comenzaron las revueltas. El régimen era incapaz de dar respuesta a los problemas y por eso en 1923 el estado entra en crisis. La medida de emergencia, apoyada por la Monarquía y las clases dirigentes, es la dictadura, que cuenta con la referencia del fascismo italiano.  Con el golpe militar de Primo de Rivera en 1923 termina la Restauración.
En pocos años la dictadura sufrió un desgaste que le privó  de apoyos y adhesiones. La burguesía liberal se decanto por una transformación política y los republicanos lograron el apoyo de socialistas y anarquistas. Ante la movilización de clases medias y trabajadores, en medio de la tensión social, con huelgas de obreros y estudiantes, el gobierno convoca elecciones a Cortes Constituyentes. La victoria fie  para las candidaturas republicanas, y el 14 de abril de 1931 se proclama la República.  
En el campo del arte, se produce una explosión creativa, de cuya diversidad da idea la multitud de movimientos que se suceden y solapan en pocos años: son las Vanguardias. El rasgo general de las vanguardias era la voluntad de experimentación, de desarrollar un arte nuevo, así como su hostilidad hacia la tradición y la negación de todo valor al pasado artístico. En literatura los movimientos vanguardistas europeos más relevantes fueron: El Expresionismo, el Futurismo, el Cubismo, el Dadaísmo y el Surrealismo.
España está en consonancia con el resto de Europa en cuanto a la incorporación de los ismos a nuestras letras, siendo el pionero e impulsor Ramón Gómez de la Serna. En el ambiente literario de la época, proliferan las tertulias y revistas donde el vanguardismo es acogido en nuestro país. Entre las tertulias más famosas encontramos las del Café de Pombo, presidida por Gómez de la Serna, o la del Café Colonia , en torno a Cansino-Assens. De las muchas revistas que surgieron destacan dos: la Revista de Occidente fundada por Ortega y Gasset y La Gaceta Literaria, por Giménez Caballero y Guillermo de Torre.
Un movimiento, vanguardista, que se desarrolla en España es el Modernismo que rompe con la estética vigente. Sus escritores manifestaban su repulsa de la sociedad y del refinamiento estético. El impulsor de la poesía modernista fue Rubén Darío. Tres libros marcan su evolución: Azul, Prosas profanas y Cantos de vida y esperanza.




Generación del 98

Cronológicamente, se distinguen dos fases en el Modernismo español: el modernismo militante y el modernismo asimilado. El primero comenzó con hitos significativos como la primera llegada a España de Rubén Darío o la celebración de la primera Festa modernista; y se extendería hasta 1904, año en el que finaliza su publicación la revista Helios. Se habla, entonces, de modernismo asimilado, cuando ya los autores modernistas pasan a ocupar un lugar central en el mercado editorial  en los escenarios teatrales españoles. A partir de 1913, Azorín utilizo el concepto de Generación del 98 para referirse a los nuevos escritores.
Este grupo de escritores adoptaron una actitud similar ante la decadencia política, social y cultural que se vivía en España a finales del siglo. Les interesaba la renovación formal del arte y buscaban un estilo sencillo, renovaron y enriquecieron la lengua con neologismos, pero también intentaron recuperar léxico tradicional castellano caído en desuso. Los géneros literarios más representativos fueron la novela y sobre todo el  ensayo, como género adecuado para dar rienda suelta a sus inquietudes
El grupo estaba formado por: Miguel de Unamuno (La tía Tula, Cancionero) Azorín (Castilla, Las confesiones de un pequeño filósofo), Pío Baroja (Camino de perfección, Aurora Roja) Valle-Inclán (Luces de bohemia, Sonatas) y Antonio Machado (Campos de Castilla, Soledades)

Generación del 27
Generación del 27 surge en el periodo de entreguerras (1918-1939), en el que se sucedieron diferentes hechos históricos. Los poetas del 27 no son una generación sino un grupo dentro de una generación (histórica). Lo que sí es cierto es que había conciencia de grupo, nació de una amistad y de unas experiencias comunes. Compartieron sus trabajos e inquietudes en la Residencia de Estudiantes, en el centro de estudios Históricos y en revistas como Litoral, Verso y Prosa, Caballo verde para la poesía.
Las afinidades estéticas del grupo de pueden resumir en: Tendencia al equilibrio entre lo intelectual y lo sentimental,  la pureza estética y la autenticidad humana, lo minoritario y la inmensa compañía, lo universal y lo español, la tradición y la renovación.  
El grupo estaba formado por los siguientes autores: Jorge GuillénPedro SalinasRafael AlbertiFederico García Lorca, Dámaso Alonso, Gerardo Diego,Luis CernudaVicente AleixandreManuel Altolaguirre y Emilio Prados


*http://www.juntadeandalucia.es/averroes/intelhorce/bibliote/generacion27.htm (os dejo este enlace en el que aparecen todas las obras de estos autores, recomendadas para las diferentes edades que nos encontramos en los cursos de primaria)




Literatura de posguerra

En 1939 acaba la Guerra Civil, y con ella comienza una nueva época en la que en el general Franco se centraba todo el poder de un sistema que tenía tres pilares: las fuerzas armadas, la Falange y la iglesia.
La cultura, y en concreto el libro y la literatura, estuvieron siempre, durante la dictadura, bajo sospecha. Por ello, no solo los autores vieron limitada  su creatividad, sino que la industria vio también muy restringida su capacidad de producción y distribución.
Sin embargo, podemos destacara obras significativas, en una primera época (años 40): La familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela, Nada, de Carme Laforet y La sombra del ciprés es alargada, de Miguel Delibes. Las novelas de estos años expresaban la conciencia de los personajes, la lucha contra el destino. Y los temas más destacados eran la soledad, la inadaptación, la frustración, la muerte.
En los años 50 los escritores intentaban presentar con objetividad sus testimonios sobre los recuerdos de la guerra. Debemos destacar la obra de La colmena, de Delibes.
Y por ultimo en los años 60, con la publicación de Tiempo de silencio, de Luis Martin Santos, se da un cambio en la literatura, utilizando nuevas estructuras y técnicas narrativas. Los novelistas de esta época mantienen el compromiso, la intención crítica, la denuncia de personas e instituciones, rompen con la linealidad, destacan con el monologo interior, el contrapunto, el perspectivismo, el desorden temporal y la riqueza verbal. En esta época destacamos a autores como Juan Benet (Volverás a Región)   y a los autores anteriores que se incorporaron a los nuevos modos, Delibes (Cinco horas con Mario) y Cela (Oficio de tinieblas).




Años 70

Última etapa de nuestro largo recorrido, en la que se produce la Transición Española. Es el periodo histórico durante el cual se lleva a cabo el proceso por el que España deja atrás el régimen dictatorial del general Francisco Franco, pasando a regirse por una constitución que consagraba un Estado social y democrático de Derecho.
Los rasgos de la literatura de esta última década, son la variedad temática y estética, la diversidad de tendencias y corrientes literarias y la proliferación de autores. Algunas obras que podemos destacar son: Plenilunio, de Antonio Muñoz Molina, La verdad sobre el caso savolta, de Eduardo Mendoza, Historia de una escalera, de Antonio Buero Vallejo, entre otras muchas.





       Y os preguntareis, para que nos sirve, todo este recorrido que hemos realizado… si gran parte de los libros que hemos nombrado nos los hemos leído ya o nos suenan de haber oído hablar de ellos. La respuesta es muy sencilla; Como futuros maestros, estos conocimientos son obligatorios para nosotros, pues si queremos trabajar alguna de las obras que hemos nombrado, o cualquier otra, necesitamos conocer el contexto histórico en la que se escribió. Cuando nosotros leemos un libro, también nos interesamos por el autor, en la época que está escrito, e incluso, si está basado en un momento concreto de la historia nos interesamos por conocer más sobre él, ya que nos ayuda a entender lo que nos quiere transmitir, e incluso a comprender mejor la novela. Por ello, si queremos trabajar alguna obra con nuestros alumnos, ellos también se merecen que nosotros les facilitemos esa información. De esta forma podremos conseguir que disfruten aun mas por la lectura, pues en muchas ocasiones leen libros como El lazarillo  y no comprenden la situación del protagonista, sin embargo, si nosotros trabajamos con anterioridad la situación social, económica y política del momento, comprenderán la situación y entenderán la forma de actuar del protagonista. Incluso nuestra literatura es una buena forma de acercarles la historia a nuestros alumnos, ya que de esta forma se les hará más ameno su estudio.   

Pero no debemos olvidar, que estamos trabajando con niños, y ellos no tienen todos los conocimientos que podemos llegar a tener nosotros, ni tampoco nuestro nivel de madurez, por lo que para ellos leer alguna novela del siglo XV o XVIII, puede llegar a hacerse pesado y aburrido. El lenguaje, los temas, los personajes, no están pensados para que los niños se sientan identificados con ellos, y por tanto no estamos ante libros que sean escritos para ellos. Pero a pesar de ello es necesario que los lean y conozcan. Y aquí se nos presenta otra pregunta… ¿Cómo trabajamos, entonces, estos libros con nuestros alumnos? ¿Deben leerse estos libros o se los leemos nosotros?

Seguramente existan muchas maneras de trabajar estas lecturas, e incluso habrá profesores que piensen que los niños deben leer dichos libros, o leérselos a ellos. Nosotros, creemos que un método o forma para trabajar toda esta literatura tan importante, es la selección y adaptación.
Este método, por así llamarlo, consiste en primer lugar, seleccionar un fragmento de un libro que nos interese que nuestros alumnos conozcan. Una vez tengamos elegido el texto con el que queremos trabajar debemos realizar el segundo paso, que consiste en adaptar, es decir,  modificar  y adecuar un texto0, en mayor o menor medida y en función a unos requisitos, criterios, ovejitos o el receptor. Dependiendo de las necesidades que tengamos, contamos con diferentes tipos de adaptación:

-        - Traducción: que se hace indispensable para textos que estén escritos en otros idiomas.

-     -Cambiar de género: Puede ser dentro de la propia literatura o en otras artes. Por ejemplo que los niños tengan que representar una obra que está escrita en verso y lo hagan en prosa que les es más fácil. -Actualización lingüística: podemos encontrarnos un texto escrito en castellano antiguo, el cual no entenderán nuestros alumnos y deberemos escribírselo en el castellano actual.
    -Resumen: Algunos libros pueden ser muy extensos y densos para nuestros alumnos, por lo que la mejor forma de que lo lean es conseguir un resumen del libro y les sea más ameno leérselo. 
  - - Adaptaciones de la forma: Por ejemplo, cambiar algunas palabras por sinónimos que nuestro alumno sea capaz de comprender.
   - Adaptar los contenidos: Por ejemplo si en un libro aparece la palabra “copular” cambiarla por se enamoraron.
-  Adaptar forma y contenidos.
-Fragmentos + Recreaciones: este consiste en  trabajar con un texto adaptado y con el texto original, para que los lectores puedan ver los textos originales.

En mi opinión, creo que es genial poder trabajar con adaptaciones. Es fantástico poder acercar a los niños toda esta gran cantidad de obras, que reflejan nuestra historia y lo que somos hoy en día. Además tenemos la suerte de contar con multitud de material para trabajar con los alumnos, y creo que es una pena desperdícialo. Incluso, a veces ellos, disfrutan más de estas obras que nosotros. ¿Qué niño no va a disfrutar con la gran aventura de Quijote y los molinos de viento?
 Esta claro que deberemos utilizar cada una en diferentes cursos, ya que por ejemplo la ultima que hemos comentado, fragmentos y recreaciones, yo solo la utilizaría en el último ciclo de primaria, pues hasta ese momento los niños no tienen los conocimientos y madurez para comprender y ver las diferencias de los textos, además de que el interés de un niño de 11 años no será el mismo que el de uno de 6. Pero eso siempre queda en nuestras manos utilizar cada tipo de adaptación en uno u otro ciclo.

En este punto, también surge una polémica sobre “la esencia” de una obra. Algunas personas opinan que al adaptarlas o modificarlas, pierden su esencia, aquello que nos quieren transmitir y creo que en parte tienen razón, porque si no se realiza una buena adaptación se puede perder lo que llamamos su esencia, por ejemplo en una traducción, en ocasiones no existen las mismas palabras para describir algo, por lo que se utilizan sinónimos, que no significan exactamente lo mismo. Pero, hasta ahora hemos estudiado que la literatura es el arte de las palabras y que el arte se disfruta, por lo que debemos considerar las adaptaciones como métodos para que nuestros alumnos lleguen a disfrutar de las grandes novelas que se han escrito en nuestro país a lo largo de los años.





FUENTES:
-        www.wikipedia.org/
-        Apuntes de clase
-        Blog de compañeros
-        Lengua y literatura Castellana 2º Bachillerato (2008), Madrid, Akal. (libro de texto)

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